Ecología y deportes de invierno

Gracias a mi buen amigo Carlus que me alertó el sábado sobre una noticia aparecida en el Telenoticias de TV3 (Televisió de Catalunya).

En ella, se hacían eco de la denuncia de la Asociación Ecologista Ipcena que afirma que, Vaquèira-Beret, está utilizando más agua de la legalmente permitida para la fabricación de nieve artificial.

La asociación se ha acercado hasta el lago del «Pou de l’Os» (El pozo del Oso), de donde Vaquèira tiene permiso para extraer agua. Se encuentra situado a 2.200m de altitud y, según Ipcena, el nivel de agua se ha reducido en un 80% y hasta el riachuelo se ha secado.

A continuación, os dejo el resto de la noticia traducida al castellano. Si la preferís leer en catalán podéis hacerlo en la Web oficial de Televisió de Catalunya.

 

Esto también pasa en otros embalses y, según los ecologistas, mostraría el derroche de agua de las estaciones para poder abrir pistas. Además, denuncian que para fabricar nieve, el complejo ha realizado unas obras en la ribera del rio Ruda para sacar agua sin los permisos necesarios. Se trataría de una captación de agua que según Ipcena se empezó a construir el mes pasado sin tener la autorización necesaria. En ese momento ya presentaron una denuncia que no hizo parar las obras y que ahora recurrirán a la fiscalia.

Aureli Bisbe, director de Vaquèira-Beret, asegura que tienen el permiso de urbanismo para construir la captación de agua y los informes favorables de la Confederación Hidrológica Española y de la Agencia Catalana del Agua. No tienen la concesión definitiva, pero Bisbe asegura que llegará en el mes de febrero y que, por ahora, no están bombeando agua.

Según Vaquèira, hoy por hoy ni tan solo han llegado a gastar la mitad de la concesión de agua que tienen, ya que no están fabricando más nieve artificial que otros años y muchos días ni tan si quiera pueden fabricar a causa de las altas temperaturas que están registrando.

El Periódico de Catalunya también recogió la noticia en su edición dominical de ayer. 

Esperaremos a la evolución de las denuncias y a las decisiones de los jueces. Tanto Ipcena como Vaquèira han de presentar sus pruebas y razones.

De todos modos pienso que si la estación ha abusado en la captación de agua para fabricar nieve artificial no creo que sea ni la única ni la primera. En temporadas tan difíciles de afrontar como la que estamos viviendo las decisiones equivocadas son las más fáciles de tomar, la presión es mucha y la competencia muy dura. De todos modos tampoco lo considero justificable. Si no hay nieve para esquiar, no se esquía. Si dependes de la naturaleza para llevar a cabo un negocio, es el riesgo que has de correr, hay que ser consciente de ello.

Pienso en los miles de euros que se pierden cuando una temporada sale tan torcida como la actual, y pienso en los puestos de trabajo que dependen de ella, pero esto sólo hace que poner más en evidencia la fragilidad que presenta un modelo de estas características y refuerza la necesidad de innovar, de ser originales y arriesgados a la hora de buscar alternativas.

Lo que si que me gustaría, después del desastre de temporada que estamos teniendo, es que se generara un debate serio y abierto entre estaciones de esquíusuarios de las mismas y por supuesto las administraciones competentes, para plantearnos cual es el modelo que queremos para un futuro.

Está claro que la tendencia actual no aguantará durante mucho tiempo. Se crean instalaciones gigantes que cada vez cuestan más de mantener y gestionar. Quizá valdría la pena invertir menos en maquinaria, remontes, bares en pistas… Y más en optimización de recursos para que las instalaciones ya existentes sean eficientes y de calidad. Las estaciones se apuntan pistas que no tienen más que un par de cientos de metros y nos encontramos con un número final que no es fiel a la realidad. ¿Por que no dejar de engrosar estadísticas con números estériles y maquillados?, ¿Por que no menos pistas, pero más largas y mejores?, ¿por que no más nieve sin pisar?… 

Un ejemplo bien claro es la estación de Tavascán. Sólo un modesto telesilla y 4 pistas rojas. El resto de bajadas, a la imaginación de los usuarios… ¿Cuantas pistas le adjudicamos a esta estación?. A lo mejor pensaréis que de este modo quedarían apartadas las personas de menos nivel técnico, pero no lo veo así, quizá debamos aprender a esquiar de otro modo y con otra filosofía.

Lo que está claro es que con la evolución del cambio climático que se augura, el aumento de la afluencia de esquiadores a pistas y la falta de agua que cada vez es más notable, ningún sector económico va a quedar a salvo y se han de crear mecanismos novedosos y arriesgados para generar un equilibrio entre economía y medio ambiente.

Estoy convencido que el esquí y la montaña son compatibles y sería injusto acusar a estaciones de esquí y a esquiadores/surferos como los únicos responsables de las desgracias y abusos que se producen en las montañas. Se deberían potenciar la sostenibilidad y las iniciativas responsables como valor añadido para que los usuarios podamos elegir donde vamos a disfrutar de nuestro tiempo libre. Como la etiqueta de un alimento, la tarjeta de presentación de unas instalaciones y unos responsables de las mismas que se preocupan por mantener, durante los años que sean posibles, la comunión entre personas y medio ambiente. Que por lo menos no puedan decirnos que no lo hemos intentado.

Depende de como se planteen las cosas, lo que es dinero para hoy será hambre para mañana.

Para saber más sobre la producción de nieve artificial os dejo un artículo de Cetursa

A lo mejor este «tocho» de artículo os parece un manifiesto verde-ecologista-hippie-radical-alarmista-demagogo. Nada más lejos de la realidad, o por lo menos no lo pretendía. Agradecería vuestros comentarios y puntos de vista.

Actualización 17 enero 2007: Me he encontrado un artículo en El Mundo. En el marco del XI encuentro de estaciones y prensa especializada, el Sr. Joaquín Alsina, director de la Asociación Catalana de Estaciones de Esquí, reflexionaba sobre la problemática de la innivación artificial.

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