Aunque todavía no haya nevado ni las previsiones a corto plazo sean optimistas al respecto, me resisto a perder la esperanza, que es lo último que se debe de hacer. Es por ello que no paro de buscar posibles nuevos destinos para mi inminente salida en busca de nieve.
Huyendo de masificaciones y pistas de moda con precios de forfaits que rozan el escándalo vale la pena que consultéis la Web Miniestaciones. En ella podréis encontrar, clasificadas por zonas y repartidas por la península, multitud de pequeñas estaciones de esquí donde disfrutar del ambiente montañero y de la nieve de una forma menos convencional. También hay una sección de curiosidades y estaciones abandonadas muy interesante.
Al visitar este tipo de pistas se ha de tener en cuenta que los accesos por carreteras comarcales y reviradas han de invitar a bajar las ventanillas del coche y dejarse embriagar por los aires impregnados de aroma a pino (¿te gusta conducir?) o para dejarlas subidas y disfrutar de tu canción preferida (U2, El Último de la Fila, Red Hot Chili Peppers, Dire Straits…). La lentitud de sus telesillas ha de aprovecharse para el disfrute del paisaje y al llegar a cota alta hacer algunas fotos. En estas pistas lo importante no es la cantidad de bajadas sino la calidad y la búsqueda de nuevas rutas e itinerarios por donde dejar las marcas de tus suelas.
No es que yo nunca visite estaciones grandes y famosas, os mentiría y pecaría de «Montañero-Sobrado-Super-Guays-Que-Te-Cagas». Es más, yo aprendí a esquiar en Soldeu-El Tarter y durante muchos años fue mi pista preferida, mi lugar de culto donde pasé grandes momentos. Pero ahora se me antojan nuevos retos y buscar nuevas sensaciones que renueven y remuevan mi adrenalina.
Me apetece llegar a pistas por una carretera de montaña de las de antes, de curvas imposibles y solitarias.
Me apetece llegar al parking y dar los buenos días a los esquiadores que han aparcado junto a ti y sobretodo que te contesten.
Me apetece pararme en medio de una pala, sin miedo a estorbar a nadie, subirme las gafas y respirar hondo hasta que se me salten los lagrimones del frío.
Me apetece hablar un ratito con algún pister y comentar lo bien o mal que ha ido la temporada y por donde podemos encontrar las mejores bajadas.
Pero sobretodo y por encima de todo me apetece que caiga una nevada de una maldita vez.
Pd. Como este post ha empezado por la Web de Miniestaciones os lo dejo en nuestra lista de enlaces permanentes para que podáis consultarla cuando queráis.
¡Que manera de irse por los cerros de Úbeda… ¡oh! My God