Una de las cuestiones que debemos tener en cuenta a la hora de pensar en practicar esquí, tiene que ver con que no todos los tipos de esquí son iguales, y si bien hemos hablado de alguno de ellos de forma particular, a continuación vamos a realizar una reseña acerca de cuáles son las principales variedades de este deporte de nieve que ha conquistado adeptos en todo el mundo en los últimos años.
Por ejemplo, el primero de los tipos de esquí que podemos señalar es el esquí de fondo, o esquí nórdico, desarrollado directamente para esquiar en terrenos llanos o con poca pendiente, impulsándose con los bastones. En cuanto a la postura, se diferencian de los demás porque las fijaciones a la bota tienen cierto juego y dejan levantar algo el talón, para obtener un mayor control en velocidad.
También es de destacarse el esquí de montaña, muchas veces mencionado por los expertos como “travesía”, el cual destaca porque los esquíes suelen ser más anchos que en otras disciplinas. Sin embargo, en este caso, las fijaciones son móviles, haciendo eje en la puntera de la bota y permitiendo levantar completamente el talón, y en algunos casos de subida de pendiente, se les aplica una base para facilitar los movimientos.
Por otro lado también tenemos los esquíes de pista, los más comunes de todo y con los que las personas suelen iniciarse. Aunque antiguamente eran paralelos, hoy han evolucionado hasta los carving que utiliza todo el mundo, permitiendo a las personas que no tienen demasiados conocimientos obtener movimientos simples, sin sobrecargar sus piernas.
Finalmente, no podíamos dejar de mencionar también los esquíes de salto, que sobresalen por ser mucho más largos que los esquíes que solemos ver, y muy flexibles para amortiguar la recepción del salto. Se trata de los que podemos ver en competencias internacionales como los Juegos Olímpicos de Invierno, y en esta misma categoría también entrarían las tablas de snow, perfectas para paseos sobre la nieve.